miércoles, 24 de octubre de 2007

INLAND EMPIRE 2.1

(léanse primero "back on top: INLAND EMPIRE" y luego "INLAND EMPIRE 2")





"If the doors of perception were cleansed

everything would appear to man as it is: infinite"

Blake


Aristóteles (y con él, occidente) pone antes que nada el siguiente precepto: nada puede ser y no ser al mismo tiempo, en el mismo lugar. A partir de aquí -y transitando altitudes metafísicas inalcanzables- desarrolla una lógica, esto es: una "técnica" para conducir el pensamiento, que opera sobre y con los enunciados. Aristóteles inyecta en el mundo una poderosa noción que aún hoy ancla a las mentes a una mínima porción de la realidad: S es P. 'Un hombre es un hombre' y 'un mono no es un hombre' son enunciados que, hasta la llegada de la llamada Lógica se leían de una manera distinta. Será irreproducible en nuestro idioma generar esa otra lectura. Créanme, o ténganme un poco de paciencia. Digamos que el pensamiento aristotélico no permite que una cosa sea, además, otra. Es evidente que hay una ética bien determinada, así como una política, detrás de esto. Y la con la palabra 'política' me refiero a una situación histórica particular: la decadencia del mundo griego, de la cual el filósofo es un testigo fundamental. Para evitar la decadencia es necesario poner en claro qué es qué, y, eventualmente, borrar lo diferente si genera problemas o simplemente sale de los enunciados. El lenguaje, perversa herramienta humana, se alimenta -y hasta engorda- con esto. Graba a fuego los significados de los sustantivos, los adjetivos y los verbos en nuestras cabezas (mientras que, a nivel histórico, sabemos que las palabras cambian de significado, se inventan y caen en desuso) e insiste, mediante S es Ps, en afirmar lo propio y, mediante S no es Ps, en negar lo otro. Los abogados saben muy bien que no es lo mismo una cosa que otra, aunque las personas las identifiquen. "Todos los hombres son igules" es una triste afirmación que recorta la materia gris como la tijera a la cartulina. Sucede que los paradigmas que el hombre se genera, siempre construcciones linguísticas (a esta altura no podría ser de otra manera), lo atan, lo circunscriben a una parcela determinada. Y, lo que es peor, es que se considera positivo el pensamiento 'maduro', 'curtido' en desmedro del 'inocente', del 'espontáneo'. 'Pensalo bien'. 'Lo voy a pensar'. La misma palabra 'pensar' está ligada a una imagen fría, un tiempo suficiente. El pensador no garcha. Se sienta, apoya el mentón en su mano cerrada, el codo en la rodilla, y piensa. Se abstrae (el objetivo de las matemáticas, dicen, es alcanzar la capacidad del 'pensamiento abstracto').


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