viernes, 8 de enero de 2010

LOS CERO

(artículo publicado por Osvaldo Bazán en el diario Crítica, el 19 de diciembre de 2009)


Lo primero fue el miedo.

Se instaló en cada casa un pánico nunca antes conocido: el miedo a la tecnología, a lo que los aparatos podrían hacer con nosotros en el momento en que saliesen de control. Y anunciaban que justamente eso es lo que ocurriría. Saldrían de control. De golpe, nos dimos cuenta de que estábamos rodeados por replicantes de Blade Runner. Los electrodomésticos vendrían en tu búsqueda. La tostadora podría perseguirte y quemarte las nalgas, mientras la Moulinex, loca de atar, se enrollaría en el cuello de la abuela hasta hacerle decir toda la verdad. Los aviones, como moscas después del Raid, caerían, uno a uno, en un Lost multitudinario sin sobrevivientes. Los barcos terminarían indefectiblemente, como el de Madagascar, yéndose al polo. Se cumpliría la profecía de Fukuyama: si en la vida real la historia se negaba a terminar, en la vida virtual se apagaría, al evaporarse todos los datos de todas las computadoras. Los misiles, todos los misiles que el mundo se apunta sobre sí mismo, por error, iban a dar en sus blancos, sin error.

Si hasta el sol iba a nacer antes de la madrugada.

Con el miedo instalado en cada casa empezó la década.

Lo primero, entonces, fue el miedo.

Nadie tenía claro qué podía pasar. Se llamaba Y2K –¿“el tiempo del kilombo”?, miren la omnipresencia de la K desde el principio– y los cálculos más optimistas dicen que le costó al mundo nada menos que 600.000 millones de dólares. Claro, “le costó al mundo” es una manera de contarlo. También podría decirse que “le hizo ganar a otra parte del mundo” 600.000 millones de dólares. El miedoso, si algo tiene, es que es zonzo. El que desparrama el miedo, en cambio, no.

Lo primero, entonces, fueron el miedo y la confusión.

Y así entrábamos en la década que –habrá que reconocerlo– en ese momento no le importaba a nadie, porque le ganaba en cartel el hecho cierto de que entrábamos en el milenio. ¿Cómo preocuparse por esos míseros 10 años que se venían si nos tiraban encima con un milenio?

Lo primero entonces, fue el miedo, la confusión y el desinterés.

Pero ya al final de los 90 apareció otro problema. ¿Por qué decir “31 de diciembre de 1999” sonaba bien y “1 de enero de 2000” no? ¿Por qué nos salía naturalmente decir “1 de enero del 2000” si nunca habíamos dicho “31 de diciembre del 1999? ¿Cómo se dice? ¿Como siempre, o sea “1 de enero de 2000” o como nos sonaba bien “1 de enero del 2000?”. La duda que se instaló el primer día llegó, incólume, hasta el final de la década.

Lo primero, entonces, fueron el miedo, la confusión, el desinterés y la duda.

Pero, claro, ya desde la primera hora del primero de enero “del” 2000 –me llevó diez años, pero al final me decidí– buscamos las noticias del caos tan anunciado que jamás ocurrió. Bueno, algunas pequeñas cosas sucedieron. Como el problema era que las computadoras estaban programadas para leer el “00” como “1900” y no como “2000” un videoclub neoyorquino le quería cobrar a un cliente 90.000 dólares por la demora en devolver un video (igual, si te quedás con un video cien años, ya debería ser tuyo). Un artesano francés, por algunos días, fue dueño de 100 millones de francos porque así lo dijo el banco hasta que se dio cuenta del error y se los sacó. Para el tamaño que había adquirido la expectativa, fue una gran desilusión saber que lo más grave habían sido 100 tarjetas telefónicas de Costa Rica que dejaron de funcionar y que los relojes de los taxis de Estocolmo marcaban una cifra menor de la que debían.
Lo primero, entonces, fueron el miedo, la confusión, el desinterés, la duda y la desilusión.

Pero pasaron diez años.

Hubo la vida, casi tantos presidentes como años; vimos cosas, Sancho, para las que nadie nos preparó. Y acá estamos. Quizá ni recuerdes dónde viviste enero “del” 2000 o quizás estés sentado en el mismo sillón de aquella vez. Tuve un gato y se murió. Charly murió y resucitó. Maradona también. Víctor Sueiro algunas veces sí, y después no. Fernando Peña, no. Aparecieron los kilos, se fueron los pelos, el fax, el VHS, el MIRC y el ICQ. Ahorramos. Nos quedamos sin los ahorros. Ya no ahorramos. Los aviones que en los 90 nos ofrecían un mundo de tentaciones sirvieron, finalmente, para que algunos amigos huyeran del país; otros, de ellos mismos; otros, de nosotros. Todos tuvimos que aprender a vivir separados. A algunos no les salió. En 10 años cambiamos de ropa, de talle, de peinados y de gustos. El cambio de gustos es el paso del tiempo. Comemos cosas que no comíamos y acentuamos las manías. Hay rúcula y radicheta, papas rústicas y sushi de salmón. Cada vez hay gente que come más caro. Y hay gente que no come. Y cada vez más de uno y de otro. En realidad, Perogrullo, como cada vez hay más de uno, es que hay más del otro.

Sólo sobrevivieron algunas canciones, nos olvidamos de casi todos los libros y de casi todas las películas, excepto de ese puñado que ya se quedó para siempre y que es de las pocas cosas que se irán con nosotros cuando nos vayamos. Tenemos un idioma nuevo, más chiquito, restringido; un idioma urgente, una eyaculación precoz de palabritas donde las vocales sobran. Son letritas que en general sólo expresan el deseo más instantáneo y efímero: “Tkero”, “Vms?”, y así.

El deseo entra en mensaje de texto.

El alma cabe en Twitter.

Hasta ese punto empequeñecieron.

Temíamos por el futuro de la Ñ, pero ahora parece que corre más riesgo de extinción la vieja y querida Q, empujada por la prepotencia de la K. Y ahí anda la Q, la que hasta el siglo pasado nos sirvió para preguntar quién, qué, por qué, para qué. Queremos que se quede, sin querellas, sin quebrantos. Queremos que no quemen las naves ni nos saquen de quicio. ¿Será una quijotada? Quizás. Pero hay quórum.

Una década es tiempo suficiente en una vida para reforzar un rumbo o para torcerlo definitivamente. Para salir de la ciudad o del placard. Para construir un proyecto y verlo derrumbarse y derrumbarse con él y cantar la de la cigarra. Para nacer, para adolecer, para ser adulto, para hacerse viejo, para morirse. Para ser hijo, para ser padre, para ser abuelo, para ser marido, amante, concubino o nada. Incluso para cambiar de sexo y pasar a ser hija, madre, abuela, esposa, amante, concubina o nada. Y viceversa, claro.

Una década es tiempo suficiente para convertirse en una buena sorpresa o confirmar los peores presagios sobre uno mismo. También para que nada de eso ocurra y la plancha cruce los 10 años, como si vivir fuera una obligación ajena y uno apenas cambia almanaques.

Estamos acá, parados en el mismo punto del universo, uno de cada lado de la página del diario y quizás eso sea lo único que tenemos en común. Ahora te miro desde el diario y te pregunto: ¿Cuál fue tu cambio en estos 10 años?, ¿Qué dejaste, qué sumaste? ¿Qué quedó? ¿Quién apareció? ¿Quién se fue? ¿De qué te sirvió vivir 10 años más? ¿De qué le serviste a los demás? ¿Qué te perdías si te lo perdías?

Y, sin embargo, esta década que fue parida con miedo, confusión, desinterés y duda y que tuvo de todo nunca consiguió un nombre. Si simplificamos, los 60 fueron años de explosión creativa. Los 70, de revolución y represión. Los 80, primavera democrática. Los 90, neoliberalismo y marginalidad. Los… los… los…

Se termina la década sin nombre.

Pobrecitos estos años, condenados para siempre a ser “los cero”.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

pegarle a macri

me veo obligado a escribir algunas cosas, no para que las reenviemos, sino para que las pensemos, para que las visualicemos y retengamos. para comentar mientras esperamos el tren, cuando termina el partido, o -por qué no- entre el asado y su correspondiente siesta. es bueno probarlo: en lugar de hablar de boludeces absurdas, podemos sacar un tema picante, y pasar a hablar de cosas serias, e igualmente absurdas.

qué fácil, decía, es pegarle por ejemplo a la policía metropolitana: primer jefe, el fino palacios -no no no: está siendo procesado por encubrir a un actor clave del atentado a la amia; segundo jefe, osvaldo chamorro -no señor: tiene a un espía trabajando en el ministerio de educación, pinchando teléfonos de particulares y de funcionarios del propio gobierno al que pertenece, cual agente del kremlin; tercer jefe: eugenio burzaco -... (todavía no sabemos cómo darle, dónde darle? muy fácil:
-asesor del republicano jim klobe (vinculado a la consultora de Henry Kissinger -ese sí que va con mayúsculas) en la cámara de representantes latinoamericana;
-amplia experiencia en materia de "think tanks" de los dorados '90 (si no sabés qué significa, averigualo, porque tal vez te involucre de alguna manera);
-como legislador en la ciudad impulsa el encarcelamiento de menores a partir de los 14 años; se opone a la educación sexual (se le parará?); a la ampliación de causales de aborto no punible; a juicios contra ex militares, etc...
-su idoneidad le permite llegar a ser colaborador de de narváez en el brillante y súper efectivo mapa de la inseguridad. al margen: vieron que era verdad? que la seguridad iba "a llegar con un buen plan"?
-como colaborador de jorge sobisch en materia de seguridad para neuquén, burzaco se destaca por la militarización de barriadas obreras, la confección del "perfil de delincuente standard" (masculino, joven y pobre), la circunscripción de calles "sólo para los ciudadanos honestos" (sic, jaja: "honestos") y la integración de la policía pública con las agencias de seguridad privada -redondo negocio. bajo sus mejores "conceptos" se formó josé poblete, quien en una mañana de abril del 2007 fusiló al docente CARLOS FUENTEALBA (y ese sí que va en mayúsculas) mientras éste se retiraba de una protesta gremial.

bueno

va a haber más de estos correos, porque hay mucho más para decir (corporación del sur, aliviador de primos uff; hay un informe de tropelías en http://mundo-perverso.blogspot.com/2007/11/vigilando-mauricio.html, tan abultado que aburre). si alguien quiere entrar en debate, prefiero que sea privado para evitarle la lluvia de respuestas a los que tal vez no prefieran leerlas.

discúlpenme si les rompo un poco las bolas con esto, pero morfarme estos datos y no expresarlos me resulta indigno; ni estaba demasiado enterado, ni creía tener herramientas para evitar algo, mientras menem saqueaba el país (a los que aún no estén de acuerdo con este saqueo, les pregunto: ¿sienten ustedes algo que llaman con el nombre de 'inseguridad'? ¿algo que, piensan, tal vez macri o burzaco o scioli puedan llegar a aplacar? abran los ojos: inseguridad es igual a desempleo menos educación pública más cabezas adictas a tragarse cualquier sapo mediático . en todo caso, las soluciones de derecha nunca lograron la tan ansiada seguridad por tiempo prolongado: ni los militares, con todas las de la impunidad, asesinando sin asco ni filtro, alcanzaron semejante objetivo).

por si algo de esto llegara a suscitar, en binaria mente, que yo tengo alguna simpatía por kirchner; por si ese mediocre contraargumento quisiera desviar la charla, lo rechazo. yo no siento ninguna simpatía por kirchner. pero macri es mucho más peligroso, y pegarle es facilísimo. evitemos que la publicidad le continúe ganando a la reflexión.

salud

C

lunes, 16 de noviembre de 2009

Heráclito y la Armonía Invisible

[Nota: el siguiente texto fué escrito en 2002 como tésis para la materia Filosofía Antigua de la Licenciatura en Filosofía de la USAL, Cátedra Poratti-Varela. El mismo fué revisado en el 2007 para su publicación en la revistá Lektón (www.lekton.com.ar), año 1, N° 1, y luego revisado nuevamente para su publicación en acerca del no ser. El autor permite la copia, distribución, exhibición del mismo -incluso la agradece-, a cambio de la cita correspondiente]


Introducción

La intención de este trabajo es lograr una comprensión del fragmento 1 que revele más que una interpretación original –de las cuales ya hemos visto unas cuantas- una cierta verdad, un discurso, en la medida de lo posible, sistemático. Para lograrlo, nos proponemos desentrañar, a la vez, los conceptos de phýsis y lógos, es decir, los componentes de aquello que Heráclito llama “la armonía invisible” (Cfr. 22 B 54).

En primer lugar presentamos el fragmento, primero en su versión transliterada. La idea es que su traducción, al final del trabajo, haya alcanzado un nivel de claridad suficiente como para hacer las veces de conclusión de aquél.

Sexto Empírico, adv. math. VII, 132:

Enarkhómenos gnoûn tôn perì phýseos ho proeireménos anèr kaì trópon tinà deiknùs to periékhon phesí toû dè lógou toûd’ eòntos aeì axúnetoi gínontai ánthropoi kaì prósen è akoûsai kaì akoúsantes tò prôton ginoménon gàr pánton katà tòn lógon tónde apeíroisin eoíkasi, peirómenoi kai epéon kaì érgon toioúton, hokoíon egò diegeûmai katà phýsin diairéon hékaston kaì phrázon hókos ékhei: toùs dè állous anthrópous lanthánei hokósa egepthéntes poioûsin, hókosper hokósa heúdontes epilanthánontai.

Preferimos no comenzar directamente con la traducción ya que esto puede condicionar al lector. Si bien se suele ver a lógos como la palabra más compleja, como la clave del pensamiento heraclíteo, preferimos, por cuestiones metodológicas, examinar y desarrollar el concepto de phýsis y el significado exacto de katà phýsin diairéon hékaston. Luego pasaremos por los conceptos de érgon y lógos.[1]

Phýsis

“’Nature’, for them, never meant the world or the things wich go to make up the world, but something inhering in these things wich made them behave as they did” R. COLLINGWOOD, The idea of Nature

Se ha propuesto una gran cantidad de traducciones para esta phýsis. Algunas de ellas muy atinadas, pero todas en conflicto permanente. El interés que tenemos por interpretar correctamente y en primer lugar a phýsis se debe a una cuestión metodológica. En el fragmento 1 nos informa Heráclito de su manera de analizar las cosas, que es katà phýsin, ‘según phýsis’. Tal vez una correcta interpretación de este pasaje podría ser un punto de partida para iluminar algunos problemas planteados por el efesio, o bien por la crítica.[2]

Para revisar, en primer lugar, el concepto mismo de phýsis en general y a lo largo de todo el pensamiento griego apelamos a O. Gigon, Problemas Fundamentales de la Filosofía Antigua[3]. El sustantivo phýsis deriva etimológicamente del verbo phýomai, que designa el proceso de crecimiento biológico, con preferencia vegetal. En términos abstractos, es el ‘estado normal deseable’ de todo ser vivo; es un punto medio entre la exageración y la desfiguración.[4] La palabra griega carga con una tradición peculiar: muchos sustantivos derivados de verbos se dividieron a lo largo de la prehistoria de la lengua griega en dos: los de sufijo ‘–ma’ y los de sufijo ‘–sis’[5]. Los primeros designan una acción acabada mientras que los segundos, esa misma acción en proceso[6]. Así, por ejemplo, del verbo mantháno (‘aprender’) obtenemos los sustantivos máthema (‘cosa adquirida por el conocimiento’) y máthesis (‘aprendizaje’), práxis y prágma del verbo pratto, póiesis y póiema de poiéo. Phýsis también tiene su equivalente con sufijo –ma: phýma, que designa algo acabado que contribuyó de alguna manera o fue el protagonista del ciclo biológico; su traducción más corriente es ‘excremento’.

Por lo tanto, podemos aventurar: phýsis implica para los griegos algo que persiste en el tiempo, que, por decirlo de alguna manera, se regenera[7], o mejor: una entidad –si la quisiéramos singularizar- que, por tener contacto pleno con todo lo que vive, nunca deja de ser.

En Heráclito, phýsis no designa solamente un estado ideal, sino aquello que se encuentra por detrás y dentro del proceso vital, aunque no se haga manifiesto. En tanto criterio de análisis, phýsis significa una determinada manera de ver las cosas que demanda hacer abstracción de ellas y colocarlas fuera del transcurso del tiempo, entendiendo al mismo en su sentido más primario: una sucesión de instantes; o bien en el más vulgar de los sentidos: una serie de eventos dispares, aleatorios, dentro de los que prima una cierta cantidad de actividades que tiende a repetirse[8]. El efesio toma, por ejemplo, al día y a la noche, los abstrae de su oposición tradicional y los ve como uno (el día, claro está, no es otra cosa que lo que no es la noche)[9]. Un objeto analizado katà phýsin se manifiesta de forma absoluta.

Tomemos, por ejemplo, el oscurísimo 22 B 45: “marchando, no encontrarás los límites de la vida (psykhé[10]), tan profundo es su lógos”. Esto significa: viviendo no verás (o pasarás por) tu nacimiento ni tu muerte, ya que el fundamento de la vida (es decir, el hecho de vivir con respecto a la posibilidad de haber muerto o de no haber nacido[11]) es demasiado profundo. Vivo, uno no puede dar cuenta de los límites de la vida. Para ver estos límites, para acceder a tamaña conciencia, el único camino es la abstracción de uno mismo: observarse a sí mismo[12] katà phýsin.

Érgon

Heráclito dice analizar “palabras (epéon) y obras (érgon)”. La diferencia es evidente: según el F. 48: “el arco (bión) tiene por nombre vida (bíon) y por obra muerte”. Es decir, la palabra no designa la obra de la cosa.[13] La obra de cada cosa es, dentro del recorrido biológico, la función, el punto sobresaliente: aquello que una cosa merezca ser destacada con una palabra. Phýsis, entonces, es aquello que rige la constitución, la descomposición y el obrar de cada cosa; es lo que conecta al objeto (separado del resto por su nombre) con lo uno, con el cosmos común mediante la obra, la función, la habilidad; y es, a su vez, lo que permite el nacimiento y lo que proporciona la muerte a cada cosa.

Enfrentemos dos interesantes interpretaciones: KIRK[14] propone como traducción de phýsis ‘the real constitution of a thing’, no sólo para Heráclito, sino también para sus contemporáneos[15], argumentando que en la palabra ‘constitution’ están implícitos la generación y el ordenamiento, mientras que la terminación ‘-tion’ recupera el sufijo ‘-sis’. VERDENIUS4, por su parte, se acerca bastante a la interpretación citada: traduce ‘der wahre Wesen der Dinge’. Ambas interpretaciones tienen algo de cierto: la phýsis de una cosa es, en definitiva, lo esencial. Sin embargo, el problema con Heráclito es que no hay nada esencial, ontológicamente esencial (es decir, como lo comprendemos nosotros) en las cosas. Lo más destacable de cada cosa es a la vez lo que hace a lo común, siendo, en definitiva, una acción, no una substancia. Tanto el uso ‘real contitution’ como el de ‘wahre Wesen’ aíslan lo particular de lo común, de lo uno. Justamente la intención de phýsis es la comunidad. La separación existe, pero sólo a nivel discursivo, ya que dentro del ámbito de lo pragmático cada cosa adquiere importancia sólo al accionarse a favor de lo común, sólo al practicar su obra. Heráclito ve en el mundo una comunidad en el accionar: como hemos leido por doquier, un “lógos o ley común”.

Phýsis remite a ‘naturaleza’ sólo en el sentido de tiempo biológico, es decir, entre la generación y la corrupción.[16] Consideramos que Heráclito ve en las cosas una traslación entre la vida y la muerte, entre el punto más alto de la vida y la putrefacción, el polvo. Este punto máximo es, además de la generación o nacimiento y la corrupción o muerte, una forma de relación con el todo, que es la de tener una función, la de operar en el mundo. La vida no es otra cosa que el hecho de obrar, y la muerte, la cesación de lo mismo.[17] Katà phýsin significa básicamente ‘según su naturaleza (en el sentido explicado) y según su la función de su existencia’[18], en un sentido extratemporal o más bien temporalmente sintético. Cada cuerpo se conecta con Phýsis naciendo, viviendo (que significa ‘accionando’) y descomponiéndose. El análisis según la naturaleza de cada cosa y su razón de ser es un pensamiento de lo más abstracto y sintético, una reflexión acerca del fin práctico y de las condiciones en las cuales ese fin se lleva a cabo.

A continuación indagaremos más profundamente el concepto de ‘función de la existencia’ u ‘obra’. Por ejemplo, el fragmento 48, citado arriba, se suele considerar como una acusación de la presencia en un mismo cuerpo de dos polos opuestos.[19] Sin embargo, lo llamativo aquí es el concepto de obra (érgon). El arco se activa para contribuir a lo uno, a la phýsis ‘común’ en su punto más alto de practicidad. El funcionamiento de cada cosa es su contribución al cosmos.[20] Quizás nos encontremos –aunque no lo parezca- lo bastante cerca de la interpretación tradicional del devenir heraclíteo como para trazar un paralelo. El ‘eterno movimiento’ no es otra cosa que el transcurrir de cada cuerpo, el nacer, obrar y morir en la phýsis, durante la phýsis, si se nos permite. Si cada ‘sujeto’ contribuye a lo común destacándose a sí mismo, el límite, es decir, la diferenciación entre una cosa y otra se hace más visible cuando en realidad están más emparentadas (Cfr. 22 B 75[21]). Porque transcurrir en la phýsis accionándola significa generar el movimiento necesario, el conflicto sucesivo, y desarrollar así la guerra (pólemos), que es padre de todas las cosas (22 B 53).

Lógos

Siendo phýsis el elemento propio de las cosas, ¿cuál es el rango cósmico del lógos? Lógos es, esquemáticamente, lo opuesto a phýsis. La palabra lógos en Heráclito, como bien señalan VERDENIUS y SNELL, es ambigua y también ambivalente.[22] Consideramos que por un lado está el lógos discursivo, y por el otro, el lógos cósmico. El lógos discursivo permite la comprensión del lógos cósmico. Aquí nos ocuparemos especialmente de éste último.[23] El cósmico es, a nuestro entender, el mencionado en el fragmento 1: un lógos siempre existente, del que los hombres nada comprenden. Un lógos según el cual todas las cosas suceden. Un lógos que puede ser escuchado[24]. Ambos lógoi tienen una cualidad en común: el discursivo, así como el discurso, es la herramienta humana (griega) de distinción, con la cual se puede nombrar a las cosas y separarlas conceptualmente, se puede crear un ‘esto’ y un ‘aquello’; el lógos cósmico, a su vez, es aquella fuerza que mantiene la famosa tensión de los opuestos, pero a nivel universal, abriendo el espacio dentro del cual es posible la existencia. Nada puede existir sin guerra, no puede haber guerra sin paz. Por lo tanto, entre la Guerra y la Paz como absolutos, así como entre todos los pares de opuestos, a través de ellos, es donde se da la existencia.[25] Las cosas se desarrollan en un mundo relativo, en el cual no existen absolutos. Lo que es absoluto no es parte del mundo práctico, sino de la armonía invisible[26].

La desmesura aparente y la armonía invisible

En resumen: el cosmos Heraclíteo se divide, por un lado, en una parte permanente (aunque no inmóvil[27]), la del lógos, que, separando conceptual y ontológicamente los opuestos, abre el espacio relativo en el cual está permitida la existencia también relativa. Por otra parte, phýsis es lo que aporta las cosas, la vida y la acción, es decir, aquello que llena de contenido el espacio, el ámbito de la realidad sostenido por el lógos. El tiempo no es nada más que la fatiga de las cosas, inmanente a la phýsis[28]. El espacio en el que se conjugan la acción del lógos con la de la phýsis es la realidad, lo actual y presente. Para facilitar la comprensión de esta cosmología, presentamos el siguiente esquema:

El esquema muestra dos campos: el gris es en el cual se da la realidad aparente, mientras que el blanco es el equivalente a la armonía invisible. Por supuesto, los límites de cada cosa no son estrictamente coetáneos, es decir, no hay que verlos como si se tratara de una línea temporal. Las parejas de opuestos, por su parte, tampoco corresponden a una etapa temporal específica en la “vida” de la cosa. Lo interesante del cuadro es la tensión que lógos determina, y el avance que phýsis comanda, aunque ame ocultarse detrás de cosas que parecen individuos. Toda desmesura recaída sobre un individuo, todo exceso visible para los hombres, tendrá siempre su contrapartida, su contrapeso, en el cosmos.

Traducción de 22 B 1

Sexto Empírico, adv. math. VII, 132:

“Al comienzo del libro Sobre phýsis[29], el varón mencionado, de alguna manera indicando lo abarcante[30], dice: de este lógos[31] que existe siempre[32] faltos de comprensión resultan los hombres, tanto antes de oírlo como al oírlo por primera vez[33]. Pues aconteciendo todas las cosas según el lógos, a inexpertos se asemejan, experimentando palabras y obras[34] como las que yo describo, separando cada cosa según la función de su existencia y describiendo así su estado actual[35]. A los demás hombres se les ocultan las cosas que hacen despiertos[36], así como olvidan las que hacen dormidos”.

Bibliografía y abreviaciones

  • PORATTI, Armando R. Poratti, El pensamiento antiguo y su sombra, EUDEBA, 2000.
  • g KIRK, G. S. Kirk, Heraclitus. The cosmic fragments, Cambridge University Press, 1954.
  • EGGERS LAN, Conrado Eggers Lan y Victoria Juliá, Los Filósofos Presocráticos I, Gredos, Madrid, 1978.
  • VERDENIUS, W. J. Verdenius, Der Logosbegriff bei Heraklit und Parmenides, Phronesis XI, 1966.
  • SNELL, B. Snell, Die Sprache Heraklits, Hermes 61 (1926).
  • Jaeger, The Theology of the Early Greek Philosophers, 1947 (tr. castellana La teología de los primeros filósofos griegos, FCE, 1952).
  • Olof Gigon, Grundprobleme der antiken Philosophie (tr. castellana Problemas fundamentales de la filosofía antigua, trad. por N. Schnait y Z. Szankay, Compañía General Fabril Editora, 1962)
  • Fernando Demaría, Herákleitos, UNIVERSIDAD NACIONAL DEL LITORAL, Rosario, 1957.
  • R. Mondolfo, Heráclito, Textos y problemas de su interpretación, FCE, México,1966.

[1] Ninguno de estos términos de altísima complejidad puede haber tenido una definición original, confeccionada por Heráclito. De haber sido así la habríamos recibido vía Platón, Aristóteles o Sexto Empírico. De cualquier manera, de nada sirve pretender una definición de lógos, por ejemplo, que se encuentre de conformidad con el concepto contemporáneo a Heráclito: el efesio es testigo de su propia oscuridad. Que el lenguaje resulte extraño es, en principio, una carencia de nuestra percepción. La oscuridad original, a nuestro entender, es conceptual.

[2] Los fragmentos que incluyen la palabra, los primeros textos filosóficos que comentan la phýsis como un absoluto, son: 22 b 1, 106, 112 (al que consideramos apócrifo) y 123.

[3] P. 139 El autor, traducido al castellano, traduce phýsis por ‘naturaleza’. Mantendremos la palabra griega para evitar confusiones. De cualquier manera, como bien apunta KIRK, p. 229, “the meaning [of nature] is probably not found before the latter part of the fifth century”.

[4] Sigue: “Phýsis debe entenderse etimológicamente como designación del proceso de crecimiento biológico, con preferencia vegetal”. A esto debemos sumarle la siguiente acotación, que será valiosa más adelante: la cultura griega coloca el punto fuerte del crecimiento biológico (por lo menos, en lo referente al hombre) justo en el medio, es decir, entre la vida y la muerte.

[5] El equivalente latino es –tio y el español es –ción.

[6] “Alcanzar la phýsis” significará ya en tiempos de Aristóteles llegar a la propia maduración, esto es, llegar a realizar todas las posibilidades (DL III, 56: “la tragedia se ha desarrollado desde Esquilo, a través de Sófocles, hasta Eurípides, y ha alcanzado su phýsis en la época de éste último”)

[7] Para una relectura de este texto: phýsis asegura la continuidad de sí misma mediante una lucha librada desde siempre contra la desmesura.

[8] Hoy diríamos “eventos que se naturalizan”.

[9] Cfr. 22 B 90.

[10] Sigo la interpretación, aunque no la traducción de EGGERS LAN.

[11] Si bien la pareja de opuestos vida – no vida no es mencionada por Heráclito, creemos que su existencia puede inferirse de éste fragmento.

[12] Cfr. 22 B 101: “me investigué a mí mismo”.

[13] Cfr. VERDENIUS, pp. 95-6: Im tode (móros) verliert man alles, aber zugleich erlangt man zur Belohnung seinen Teil (moîra) im Jenseits (Fr. 25). Der Name des Affens (kallías) steht mit dessen Hässlichkeit im Wiederspruch (Fr. 82). Das Schamglied (aidoîon) is zugleich das Schamloseste (Fr. 15). Der Dionysoskult ist schamlos (anaidés), aber zugleich dezent, insofern Dionysos mit Hades (Aídes) identisch ist (Fr. 15)“.

[14] P. 228: “The root phy- simply implies existence, and the broad general sense of phýsis (…) is ‘essence’, or ‘nature’, the way a thing is made”.

[15] Lo cual tiene poco sentido. Ver supra p. 1 n. 1.

[16] Cfr. La traducción y el comentario de EGGERS LAN del fragmento 45 (los límites de alma no los hallarás andando, cualquiera sea el camino que recorras; tan profundo es su fundamento (lógos)) : “el alma (psykhé) sería en este caso la vida, el tiempo vital; y los límites de la vida serían el nacimiento y la muerte”.

[17] Cfr. 22 B 29. La “gloria imperecedera” se obtiene llevando a cabo una obra memorable

[18] Hallamos en ‘función de existencia’ una forma no naturalizada ni connotada románticamente de ‘razón de ser’.

[19] Por ejemplo, EGGERS LAN, p. 386, n. 111

[20] Cf. SNELL, p. 661

[21] Toùs katheúdontas ergátas eînai kaì synergoùs tôn en tô kósmo ginoménon

[22] Cfr. PORATTI, p. 43: “… lógos mienta en compleja unidad el fundamento de la realidad, la posibilidad humana de captarlo y el lenguaje que expresa esa complejidad”.

[23] Para esta sección recomendamos “Sobre el lenguaje de Heráclito” en PORATTI, pp. 43-54. La parataxis de la que habla Poratti es lo que nosotros llamaremos “lógos discursivo”.

[24] Cfr. 22 B 50.

[25] La oposición abstracta de estas dos entidades absolutas se da únicamente katà tòn lógon.

[26] 22 B 67 y la anotación de Hipólito: “tanantìa hápanta: hoútos ho noûs” (“Absolutamente todos los opuestos: esa es la inteligencia”)

[27] El lógos es una fuerza latente. No se puede poner al nivel de phýsis, porque se desarrolla entre entidades absolutas, pero tampoco se le puede afirmar una cristalización del tipo metafísico posterior.

[28] El oscurísimo fragmento 22 B 52 puede interpretase por esta vía.

[29] Este título (Sobre la Naturaleza, se suele traducir) se adjudica a prácticamente todas las obras presocráticas. Que Heráclito haya escrito o no un libro es una cuestión ya problemática (Cfr. KIRK, pp. 36-7)

[30] Sigo a EGGERS LAN, p. 353. Tò periékhon, si bien es una entidad cósmica, no puede ser traducido como atmósfera (KIRK, p. 33: atmosphere). De cualquier manera, la interpretación de Sexto Empírico, un lector de Heráclito, vale a nuestro favor: el lógos mencionado en este fragmento es cósmico.

[31] Preferimos mantener la palabra griega, siempre y cuando sea entendida conforme a lo explicado arriba. No haremos lo mismo con phýsis.

[32] Le adjudicamos el aeì a éontos, siguiendo a Diels (Hermes 59 (1924), p. 190 y ss.), Gigon (Untersuchungen zu Heraklit, p. 1 y ss.) y Verdenius (Mnemosyne 13 (1947), p. 279).

[33] Cfr. 22 B 50.

[34] Ver supra, n. 10

[35] El uso hòkos ékhei significa en griego “cómo está”. El estado actual al que me refiero se distingue de la división o análisis según la razón de existencia (phýsis): éste se refiere a la cosa abstraída, aquél al estado presente.

[36] Esto significa: no entienden su propia obra, por más que la lleven a cabo.

lunes, 9 de noviembre de 2009

sin título 2 (subjetivemas)

DOLOR DE CABEZA PARA TOMADA. Desde que Carlos Tomada asumió el control del Ministerio de Trabajo en 2003 los conflictos sindicales en el subte le han dado más de un dolor de cabeza. El más ruidoso fue el 15 de julio de ese año, cuando los trabajadores decretaron un paro sorpresivo en rechazo a un acuerdo firmado entre Metrovías y la UTA, acusando al gremio de “negociar a espaldas de los trabajadores”. Desde entonces, Tomada ha buscado que los conflictos de los trabajadores del sector no se salgan de los canales institucionales ni que se rompa el diálogo.

En abril de 2006, ante el conflicto con empleados tercerizados que buscaban ser incorporados al convenio de la UTA, Tomada señaló que el paro que realizaron fue “inconsistente” y “desconsiderado”. “Están forzando un proceso que no tiene por qué ser forzado”. El tono conciliatorio y prudente de Tomada, con frases como “siempre está cerca la solución cuando se retoma el diálogo”, volvió a verse desbordado en diciembre de 2008, cuando se paralizó a la ciudad. En ese momento, el Ministerio respaldó la postura de la UTA y calificó la huelga como “injustificada e ilegítima”.

Las medidas de fuerza del jueves pasado fueron, para Tomada, “un punto de inflexión”. Visiblemente molesto dijo que “fue el paro más salvaje y más agresivo en los últimos seis años”.

sin título 1

Los optimistas no progresan demasiado en la vida. Éste es el concepto –pesimista, claro– que sobrevuela un estudio realizado por la Universidad de Nueva Gales del Sur, ubicada en Australia, y publicado por la revista Science. De acuerdo con esta investigación, el mal humor es un estado de ánimo perfecto para tomar buenas decisiones.

Mientras que la gente feliz, si bien es mucho más creativa, no acierta en resolver momentos clave de manera adecuada. “La gente con mal ánimo es menos crédula y eso ayuda a tener un pensamiento más reflexivo –dijo a Science el psicólogo Joseph Forgas, a cargo del estudio–. Una persona irritable puede lidiar mejor con situaciones más demandantes que un individuo feliz, por la forma en la que el cerebro promueve estrategias de procesamiento de información”.

Para llevar adelante la investigación, titulada Inteligencia emocional. Hacia una comprensión del rol del afecto en el pensamiento y el comportamiento social, Forgas hizo varios experimentos. En uno, sentó a un grupo de voluntarios frente a una pantalla y les puso una serie de películas para inducir buen o mal humor. Luego, pidió a sus cobayos que hicieran una serie de ejercicios de tipo “reflexivo”, como juzgar la veracidad de determinados mitos urbanos y dar detalles de un hecho como testigos oculares. El resultado: los alegres, cuando escuchaban las historias, se dejaban influenciar por detalles superficiales tales como el atractivo o el estatus del comunicador. Los malhumorados, en cambio, tendían a escrutar el discurso más cuidadosamente y a responder de acuerdo con el contenido mismo del mensaje.

COMO TESTIGOS TAMBIÉN. Una diferencia similar se daba cuando oficiaban de testigos. Frente a un hecho social determinado –como el robo de una cartera– los testigos oculares malhumorados eran más efectivos en el momento de relatar el hecho. “La recolección de eventos pasados tiende a estar más contaminada por información irrelevante cuando estamos de buen humor –explica Forgas–. Este optimismo desata estrategias de pensamiento menos cuidadosas. Mientras que el humor positivo parece promover la creatividad, la flexibilidad y la cooperación, el malhumor activa una forma de pensar más atenta y cuidadosa, haciendo que la persona preste más atención al mundo externo”.

De acuerdo con Forgas, esta respuesta social –signada por el estado de ánimo de cada individuo– es una muestra más del origen animal del hombre. “Este descubrimiento tiene sentido en términos evolutivos –advirtió–. Los animales que viven en estado de alerta tienden más a percibir las amenazas a su supervivencia. Esto sostiene la idea de que los estados de ánimo no son otra cosa que signos evolutivos referidos a cómo manejar situaciones amenazantes. El mal humor, salvo que esté generado por insomnio, desencadena un procesamiento de información más sistemático, atento y vigilante”.

ARYENTAIN. En el caso de que esto fuera cierto, la Argentina –una vez más– estaría en problemas. Una encuesta sobre las expectativas económicas en el país para el año 2010, realizada por la consultora Ibarómetro, advierte que casi un 52% considera que estará igual o mejor el próximo año. Es decir que en el país hay –contra lo que pueda pensarse– una sutil mayoría que ve el mundo con buenos ojos. Pero, por suerte, los piquetes, la inflación, los paros de transporte, las trapisondas políticas y las empresas de servicios públicos vienen dando lo mejor de sí para torcer el ánimo popular.

jueves, 22 de octubre de 2009

para el estencil 1: kopie

todo pirata fué, alguna vez, original

viernes, 2 de octubre de 2009

palabras

"me encantaría treparme a tu estela para hacer un poco de parapente cósmico".